David Curie (John Malkovich) es un hombre maduro divorciado que trabaja como profesor de Poesía Romántica en la Sudáfrica tras Apartheid. Tras un apasionado romance con una de sus alumnas, la joven mestiza Melanie Isaacs (Antoinette Engel), David es llevado al tribunal universitario para ser juzgado. Por orgullo, David no pone resistencia alguna y decide dimitir de su puesto y refugiarse en medio del campo, en la granja donde vive su hija Lucy (Jessica Haines). Allí, retirado y aislado de las ofensas, conoce a Petrus (Eriq Ebouaney), el cual decide echarle un cable a su hija y en cierto modo protegerla. Pero la desgracia reaparece de repente y una noche en que Petrus se ha marchado, padre e hija reciben un ataque externo. Lo curioso es que tales infortunios acabarán siendo bienvenidos.

Tras alzarse con el premio FIPRESCI en el Festival de Toronto, Steve Jacobs, que en su día hiciera “La spagnola”, viene ya con un pan bajo el brazo. Lo mismo da que se trate de Malkovich o de la adaptación de la novela de J.M. Coetzee, pues la película ya respira confianza.

El propio director cree que en la película caben temas como “la gracia, la venganza, la retribución, el sexo, la autoridad y el poder”. Para el productor Emile Sherman, la película representa “la aceptación de la realidad, de lo que no podemos controlar”.


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