El sentimiento negativo es un libro escrito por Risto Mejide que explora el papel de las emociones negativas en nuestras vidas. En el libro, Mejide defiende la idea de que las emociones negativas son necesarias y que debemos aprender a aceptarlas y afrontarlas de manera constructiva.
El libro está dividido en diferentes capítulos que tratan temas como el miedo, la ira, la tristeza y la culpa. En cada capítulo, Mejide ofrece su perspectiva sobre la emoción en cuestión, basándose en su experiencia personal y en su conocimiento psicológico.
Una de las fortalezas del libro es la honestidad y franqueza con la que el autor comparte sus propias experiencias y luchas emocionales. Además, el libro está escrito de manera clara y accesible, lo que lo hace fácil de leer y comprender.
Un año y algunos meses después de irrumpir en el mercado editorial con El pensamiento negativo, Risto Mejide, el controvertido publicista, columnista, jurado de Operación Triunfo y productor discográfico publica una nueva entrega de sus reflexiones sobre el mundo que le rodea.
Armado de la honestidad y la contundencia verbal que lo han hecho célebre, y con el mundo de las emociones y “lo negativo” como hilos conductores, en El sentimiento negativo Mejide nos provoca desde su portada/contraportada hasta la última/primera de sus páginas para defender la idea de que lo negativo no es más que la otra cara de la moneda de lo positivo, de la felicidad. Porque la felicidad no deja de ser un sentimiento que el mundo de la publicidad, la televisión o la Iglesia se empeñan en imponernos como meta vital desde el mismo instante en que nacemos, pero puede que para ser feliz no haya que hacer caso de lo que nos diga ningún publicista, el mejor de los telepredicadores o el mismísimo Ratzinger.
“Creo en el no. Un no de los que duelen porque nos define, nos posiciona, nos hace diferentes, individuales, incrédulos y menos borregos”.
“Vivimos esperando siempre el máximo de las máximas cosas, porque eso es exactamente lo que nos han vendido. Cuando igual habría que fijarse en aquello que decían nuestros abuelos, que no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita”.